El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue trasladado este viernes por agentes de la Policía Federal hasta su sede en Brasilia para que se le coloque una tobillera electrónica, como parte de las medidas cautelares dictadas por la Corte Suprema en el proceso que enfrenta por presunto intento de golpe de Estado tras su derrota electoral en 2022.

Horas antes, su residencia fue allanada como parte de las acciones ordenadas por el máximo tribunal. Además del dispositivo electrónico, la Justicia le prohibió acercarse a embajadas, comunicarse con diplomáticos y utilizar redes sociales, donde suele criticar abiertamente el juicio en su contra.

Aunque no hay una confirmación oficial, la Fiscalía sospecha que el exmandatario estaría intentando obstruir el proceso judicial o incluso planificando huir del país. En medio de este escenario, Donald Trump expresó públicamente su respaldo a Bolsonaro, denunciando una “caza de brujas” y amenazando con aranceles adicionales a Brasil como represalia.

El caso también involucra a exministros y militares de alto rango. En paralelo, Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente, realiza gestiones desde EE.UU. para que el Gobierno de Trump sancione a las autoridades judiciales brasileñas, bajo acusaciones de que en Brasil se vive una dictadura.