Durante la cumbre de BRICS en Río de Janeiro, Brasil y China anunciaron una serie de acuerdos de cooperación tecnológica, energética e industrial. Entre los pactos destacados está la creación de un centro conjunto de inteligencia artificial para la agricultura, que buscará modernizar cultivos en zonas semiáridas del noreste brasileño.

Además, se firmaron convenios en áreas como semiconductores, energías renovables, industria marítima y aeroespacial, consolidando la presencia de Beijing como socio clave para el gobierno brasileño.

Los acuerdos fueron sellados tras una reunión entre el presidente de Brasil y el primer ministro chino, Li Qiang, quien reafirmó el interés de su país en ampliar la cooperación en economía digital, innovación científica y exploración espacial.

China también mostró interés en participar en el Fondo Bosques Tropicales para Siempre, una iniciativa climática que Brasil impulsará durante la COP30. El acercamiento se produce mientras China busca nuevas alianzas tecnológicas ante las restricciones impuestas por Estados Unidos a sus exportaciones de chips y tecnología de IA.

En paralelo, la declaración final del encuentro BRICS incluyó un llamado a una regulación global inclusiva de la inteligencia artificial bajo liderazgo de la ONU, pese a las diferencias ideológicas entre los países miembros.

Las autoridades brasileñas presentaron la asociación con China como un paso hacia una gobernanza tecnológica más equitativa, aunque analistas advierten sobre los riesgos de ceder sectores estratégicos al régimen asiático.