Simon Petrus sorprendió al mundo desde Namibia con un invento revolucionario, pero el sueño tecnológico se estrelló contra la dura realidad de la falta de apoyo y oportunidades.

Simon Petrus, un joven originario de Namibia, alcanzó notoriedad internacional en 2016 al presentar un teléfono móvil que rompía todos los esquemas: no requería tarjeta SIM, saldo, ni conexión a redes móviles. Su creación, alimentada por radiofrecuencia, permitía hacer llamadas de forma gratuita y además integraba funciones como televisión, radio, ventilador y hasta un cargador. Todo fue construido con piezas recicladas, gracias al ingenio y la dedicación de este entonces estudiante de secundaria.

Su invento fue galardonado con el primer lugar en una competencia nacional de tecnología, y Petrus fue catalogado como un genio emergente del continente africano. Sin embargo, el entusiasmo inicial no se tradujo en apoyo real.

Pese a haberse graduado años después como ingeniero en electrónica, Simon enfrentó el abandono institucional y la indiferencia del sector privado. Las restricciones legales sobre el uso de radiofrecuencia impidieron que su teléfono fuera patentado, y las promesas de financiamiento para continuar con sus investigaciones nunca se materializaron.

Actualmente, Simon sobrevive reparando aparatos electrónicos, mientras espera una oportunidad que lo ayude a retomar sus proyectos. Su historia no solo expone las dificultades de emprender en contextos de bajos recursos, sino también refleja cómo el talento en muchas regiones del mundo queda atrapado en el olvido por falta de inversión en innovación.

Simon Petrus encarna el potencial desperdiciado de miles de jóvenes en África y otras regiones, donde la creatividad lucha contra la falta de oportunidades, convirtiendo los sueños en silenciosos reclamos de justicia y desarrollo.