Roman Starovoit, exministro de Transporte de Rusia y hombre de confianza de Vladimir Putin, fue hallado sin vida con un disparo en la cabeza dentro de su coche en las afueras de Moscú.

El fallecimiento ocurrió horas después de ser destituido sin explicaciones por el Kremlin. Aunque la versión oficial sugiere un suicidio, su repentina caída en desgracia —marcada por escándalos de corrupción y fallos en la infraestructura militar— ha encendido sospechas sobre las verdaderas causas de su fallecimiento.

Starovoit, de 53 años, tuvo una carrera ascendente bajo la órbita de Putin: dirigió la Agencia Federal de Carreteras y fue gobernador de Kursk, una región estratégica en la frontera con Ucrania. Desde allí apoyó abiertamente la invasión rusa y fue promovido a ministro de Transporte en 2024.

Sin embargo, su gestión fue breve y coincidió con severas fallas en la red ferroviaria y aérea rusa por ataques ucranianos. Su caída estaría relacionada con una investigación por desvío de fondos públicos durante la construcción de fortificaciones defensivas.

Además de estar sancionado por EE.UU., la UE y Ucrania, Starovoit enfrentó acusaciones previas por enriquecimiento ilícito. Su muerte revive los interrogantes sobre las numerosas muertes sospechosas de altos funcionarios rusos desde 2022.

El Kremlin ya nombró como reemplazo interino a Andrei Nikitin, quien asumirá el control de un sistema de transporte golpeado por la guerra y bajo fuerte presión interna.