En 2016, Elon Musk advirtió sobre el riesgo de que la humanidad quede subordinada a la inteligencia artificial (IA), una preocupación que hoy cobra más relevancia. Durante su intervención en la Code Conference de ese año, el empresario señaló que los humanos podrían convertirse en “mascotas domésticas” de la IA si no se lograba una integración adecuada entre el cerebro humano y la tecnología.

Casi una década después, los avances tecnológicos parecen confirmar su advertencia. En el reciente evento Bosch Connected World, realizado en Berlín, Musk alertó que el mundo está al borde de una crisis sin precedentes.

Según explicó, el crecimiento acelerado de la inteligencia artificial, los centros de datos, las criptomonedas y los vehículos eléctricos está generando una presión crítica sobre el sistema energético mundial.

Musk indicó que la capacidad de la IA se duplica cada seis meses, lo que implica una creciente demanda de electricidad. Señaló que una sola consulta en plataformas de IA como ChatGPT puede consumir hasta diez veces más energía que una búsqueda tradicional en Google, y que este consumo masivo se repite millones de veces al día.

Ante esta situación, el empresario cuestiona la sostenibilidad del modelo actual y remarca la necesidad urgente de expandir las infraestructuras de generación y distribución eléctrica. Propone como solución la creación de nuevas plantas de energía limpia, la mejora de la eficiencia energética de los sistemas de IA y el desarrollo de baterías más potentes.

Aunque aún no se ha declarado una crisis energética global, ya se evidencian señales de sobrecarga en redes eléctricas y alza en costos en varias regiones. Para Musk, el avance tecnológico es inevitable, por lo que considera fundamental prepararse con soluciones estructurales y sostenibles.