El analista Aaron Kaplowitz advierte que la supremacía en el campo de batalla ya no dependerá de la fuerza bruta ni de elegir entre drones o aviones de combate, sino de la capacidad de integrar inteligentemente tecnologías emergentes con tácticas tradicionales.

Analizando los recientes conflictos en Ucrania e Israel, plantea que el éxito militar ahora exige combinar sistemas heredados con inteligencia artificial, operaciones cibernéticas y capacidades humanas en un mismo plan operativo.

Kaplowitz sostiene que Ucrania demostró cómo un ejército con menos recursos puede desestabilizar a un adversario más poderoso mediante el uso ágil de drones comerciales equipados con explosivos, mientras que Israel ejecutó un ataque sofisticado contra objetivos iraníes con una mezcla de aviación tripulada, sistemas no tripulados y datos de inteligencia.

Ambos casos, afirma, evidencian que el futuro de la guerra exige rapidez, interoperabilidad y creatividad en la planificación y ejecución militar.

El autor también advierte que Estados Unidos y otras democracias corren el riesgo de quedar atrás si no transforman sus estructuras militares para adaptarse a la era digital. Kaplowitz critica la integración lenta de la innovación tecnológica en las fuerzas armadas y propone conectar startups y tecnologías emergentes con las verdaderas necesidades del campo de batalla.

Para él, solo quienes logren una combinación efectiva de talento, herramientas y estrategia podrán liderar la guerra moderna, en la que imaginación y adaptabilidad serán claves.