La Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró oficialmente este viernes la hambruna en Gaza, la primera de esta magnitud en Medio Oriente. Según la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (IPC), más de 500.000 personas se encuentran en una situación «catastrófica», caracterizada por extrema escasez de alimentos, desnutrición aguda y muertes diarias por hambre.

Tom Fletcher, director de la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU, afirmó que esta tragedia «podría haberse evitado» de no haber existido una «obstrucción sistemática de Israel» al ingreso de ayuda humanitaria. Israel, sin embargo, rechazó el informe calificándolo de «parcial» y «basado en mentiras de Hamás», asegurando que «no hay hambruna en Gaza».

La ONU advirtió que la situación podría empeorar hacia finales de septiembre, alcanzando a casi 641.000 personas en ciudades como Deir al Balah y Jan Yunis. Este deterioro, considerado el más grave desde que se monitorea la región, se debe a la escalada del conflicto, los desplazamientos masivos y la restricción al acceso de alimentos y medicinas.

Israel, que mantiene el control de los accesos a Gaza, acusa a Hamás de apropiarse de la ayuda humanitaria, mientras que organizaciones internacionales denuncian que las restricciones y la inseguridad dificultan su distribución. La ayuda, que fue prohibida por completo en marzo y limitada en mayo, no cubre las necesidades básicas de la población.

Desde el inicio del conflicto tras el ataque de Hamás en octubre de 2023, más de 62.000 personas han muerto en Gaza, la mayoría civiles, según cifras del Ministerio de Salud de la región validadas por la ONU. La comunidad internacional demanda una solución urgente para frenar la crisis humanitaria y garantizar la llegada de asistencia.