Startups bolivianas miran a Paraguay ante barreras locales
Emprender en Bolivia se ha convertido en un acto de resistencia, según Juan de Dios Villarroel, CEO de OpenCities y organizador de Santa Cruz Tech Week. A los desafíos propios de innovar, se suman obstáculos estructurales como la escasez de divisas, bloqueos frecuentes, restricciones para el pago de plataformas digitales y un sistema laboral e impositivo poco flexible para las startups.
Villarroel critica la falta de un marco normativo adaptado a la naturaleza dinámica del emprendimiento tecnológico, lo cual impide que el país libere todo su potencial innovador. Ejemplos como Envíos Pet —que ya opera en Paraguay— y Mobi —una startup que facilita motos compartidas a repartidores— demuestran que las startups nacionales sí pueden competir, siempre que encuentren las condiciones adecuadas.
OpenCities, enfocada en democratizar el acceso a la información urbana, ya opera en Perú y prueba prototipos en zonas de alto conflicto como Ucrania e Israel. Villarroel destaca el entorno favorable que ofrece Paraguay, con un marco fiscal amigable, impuestos bajos para exportadoras, incentivos laborales y bajos costos para emprender y fracasar, lo que motiva a muchos bolivianos a establecer sus negocios allí.
Según estimaciones, empresas cruceñas ya han invertido más de $us 1.000 millones en Paraguay. Para Villarroel, este flujo es solo el comienzo si Bolivia no genera las condiciones mínimas para retener talento e innovación. “La afinidad cultural con Santa Cruz es fuerte, pero el factor clave es que allá el fracaso no castiga: puedes volver a intentarlo”, asegura.
Santa Cruz Tech Week, respaldada por Cainco, la OCDE y otras entidades, se consolida como un espacio de conexión entre startups e inversionistas. Con sesiones para emprendedores nuevos y avanzados, su más reciente edición logró que una startup boliviana levante $us 1 millón en inversión. “Si Bolivia no apuesta por su ecosistema, seguirá perdiendo talento hacia países más competitivos”, concluye Villarroel.