Elegir el tono correcto va mucho más allá de seguir modas: puede transformar por completo cómo te ves y cómo te sentís. Según la experta en colorimetría y estilista con más de 12 años de trayectoria, Sofía Paternostro, una elección desacertada en el color del cabello o el maquillaje puede opacar el rostro, resaltar signos de cansancio e incluso quitarle vida a la mirada.

En el universo de la belleza capilar, la colorimetría se presenta como una herramienta clave para lograr una imagen armónica y favorecedora. Su función no es solo estética, sino que funcional: puede rejuvenecer el rostro, realzar los rasgos y aportar un brillo natural sin necesidad de maquillaje excesivo.

Uno de los pilares de esta técnica es reconocer el subtono de piel, que puede ser cálido o frío. Un método sencillo para detectarlo consiste en observar las venas del antebrazo: si tienden al verde, indica un subtono cálido; si son azuladas, se trata de un subtono frío. Este primer paso permite acotar la paleta de colores más apropiada para cada persona.

Sin embargo, el trabajo no se detiene ahí. Paternostro explica que también se debe tener en cuenta la relación entre el tono de piel, el color de ojos, las cejas y el cabello. Si el color elegido no guarda armonía con estas características, es probable que el resultado sea una imagen opaca, con una piel sin luz y un cabello sin vida.

Por el contrario, cuando la elección es adecuada, el rostro se ve más fresco, la mirada se intensifica y la piel parece naturalmente iluminada. “Un buen indicio de que el color es el correcto es cuando te miras al espejo por la mañana y te ves bien sin necesidad de maquillarte”, comenta la especialista.

Antes de animarse a un cambio de look, recomienda realizar un análisis cromático profesional. Esta evaluación permite identificar no solo el tono ideal, sino también las técnicas que pueden acompañar el resultado: desde mechas y reflejos hasta coberturas completas con efectos de contraste.

La clave está en buscar un equilibrio que realce lo mejor de cada persona y refleje su identidad de forma auténtica. La colorimetría, lejos de ser solo una moda pasajera, se convierte así en una herramienta estratégica para potenciar el estilo personal con conciencia y precisión.

“Cuando el color acompaña tu esencia, no necesitas disfrazarte de nada”, concluye.