Bolivia se posiciona en el octavo lugar entre los países más difíciles para establecer y operar empresas a nivel mundial, según el “Índice de Complejidad Empresarial Global 2025” de TMF Group. Este retroceso desde el quinto puesto de 2024 refleja un aumento en los obstáculos para la actividad empresarial.

El informe destaca que la excesiva burocracia, la dependencia de trámites físicos, la inestabilidad macroeconómica, las restricciones cambiarias y la tensión política son las principales barreras que afectan tanto la inversión extranjera como la competitividad interna. Bolivia comparte este grupo de alta complejidad con países como México, Colombia y Brasil.

Fernando Romero, presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, señaló que esta situación es estructural y no coyuntural. En la última década, Bolivia ha perdido ingresos fiscales significativos por gas natural y mantiene un gasto público alto, generando desequilibrios que afectan la economía nacional.

A pesar del contexto adverso, el informe resalta oportunidades en sectores clave como recursos naturales, agroindustria, turismo e infraestructura. Para aprovecharlas, Romero enfatizó la necesidad de modernizar instituciones, simplificar trámites y actualizar las leyes que rigen la inversión, hidrocarburos, trabajo y tributación.

Finalmente, Romero afirmó que transformar a Bolivia en un país atractivo para la inversión será un proceso largo y complejo, dependiente del enfoque político que adopte el nuevo gobierno que asumirá funciones en noviembre.